Realizado por el Lcdo. William Manzanilla.
RESUMEN:
RESUMEN:
La educación la paz es el cometido central de esta breve investigación de
carácter documental y que allana el camino que conduce a la forma más expedita
de contrarrestar los efectos que sobre el futuro de la humanidad traerá consigo
una cultura demasiado tentada por la violencia y la agresividad siempre en
contra de la convivencia humana. Situación que verdaderamente pone en peligro
la supervivencia de la raza humana y la segura destrucción de su hogar planetario,
poniendo en duda, la posibilidad de que exista un mañana para la humanidad. La
investigación, además, destaca la necesidad de que el docente se reconozca en
su papel de orientador y el de investigador llegando a desarrollar, lo mejor
que se pueda, su criticidad, su imaginación, su curiosidad, su lectura
permanente y su libre pensamiento, elementos
necesarios para la concreción de proyectos de investigación pertinentes
para el éxito intra e interinstitucional en medio de su entorno social,
educativo, ambiental y cultural.
PALABRAS CLAVES:
Educación para paz, valores, ciudadanía, educador, convivencia humana
ABSTRACT
The education for peace is the central task of this short documentary research
and paving the road leading to the most expeditious way to counteract the
effects on the future of humanity in a culture too tempted by violence and
aggression against of human coexistence. Situation that truly threatens the
survival of the human race, and the possibility of the destruction of his home
planet, putting in doubt the possibility of a tomorrow for humanity. The
research also highlights the need for the teacher to be recognized in its role
as advisor and researcher coming to develop the best you can, its criticality,
imagination, curiosity, lifelong reading and free thought necessary that allows
the realization of research projects relevant to success within and between
institutions in the midst of their social environment and cultural environment.
KEYWORDS: Education for peace, values, citizenship, educator, human relations.
1.
A modo de introducción:
La cultura investigativa que todo educador debe poseer,
se basa en la posibilidad de gerenciar en función de su participación como
parte activa de su praxis, con el aporte sus lecturas, su creatividad, su criticidad,
su libre pensamiento e imaginación y por último, su deseo de mejorar su
condición humana y la de los demás, teniendo en cuenta que una educación para
la paz no se logra con la mera intención.
Se debe conocer, además el aporte que
otras investigaciones han dejado; ya que existe, un verdaderamente reservorio
de auténticos logros que pueden ser consultado y enriquecidos, a todas luces,
por la retroalimentación que siempre se les puede dar, porque el conocimiento
no es definitivo siempre será aproximativo ante una realidad que nunca se
detiene y siempre es cambiante, cada aporte sobre lo ya investigado resulta un
beneficio invaluable y una contribución para el desarrollo de la labor docente,
que si no recurre a la investigación, bien sea como contribuyente al ser capaz
de producirlas o al menor como consuetudinario lector que revisa y extrae lo
mejor de ellas, su labor llega a ser prácticamente inútil como la tarea no
menos imposible de arar en el mar.
El
educador de hoy debe reconocer su papel de orientador que le permite entender
el por qué de su compromiso con la educación en valores para la paz y también
reconocerse como investigador y actuar, en consecuencia con un amplio criterio que
le permita la concreción de proyectos de investigación y en consecuencia
contribuir con el éxito intra e interinstituional con repercusión directa en su
entorno social ambiental y cultural.
Una
educación para la paz, a través de la formación de valores ciudadanos, no debe
ser una moda, sino más bien la respuesta a la inminente necesidad de mejorar la
convivencia humana y, en consecuencia, nuestra sobreviviencia del género humano
pues se encuentra de sobra amenazado con ser aniquilado y con él, su hogar, el
planeta entero.
El
concepto de ciudadanía debe ser reacuñado, el verdadero sentido de la palabra
ciudadanía en su relación directa con los valores que por razones humanista la
sustentan, como son, entre otros, la cooperación, la compasión, la amistad, la
paciencia, el diálogo y el respeto para darle su primordial significado y su
convocatoria pacifista y convivencial, en sintonía con lo expresado en el texto
constitucional Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV,
1999) superando así ese uso múltiple y la extendida ambigüedad que no honra su
verdaderamente significado, y por el contrario se le distorsiona en su
definición, naturaleza y alcance.
2. El panorama actual:
Actualmente,
los seres humanos se sumergen en una guerra denodada pero no decretada de unos
contra otros que le hace honor a lo sostenido por el filosofo inglés del siglo
XVIII Hobbe (1992) “el hombre es el lobo del hombre” situación que hace del
este mundo, en menor o mayor grado, un lugar de permanente confrontación donde
la convivencia social se da como una utopía difícil de creer.
Igualmente,
ese desconocimiento ha ayudado a que las personas que viven en una colectividad
determinada lo hagan sin entender lo que significa ser un ciudadano o una
ciudadana y los beneficios que esta forma de vivir, las personas a merced de la
violencia no conviven sino más bien coexisten, la inconvivencia humana es la
expresión de la ausencia de los valores primordiales para la vida humana y social
generando una crisis que se traduce en estadísticas de muertos, de heridos y de
graves trastornos psicológicos para grandes grupos humanos.
Según
Delors (1997) “Si la última guerra ocasionó 50 millones de víctimas, cómo no
recordar que desde 1945 ha habido unas 150 guerras que han causado 20 millones
de muertos, antes y también después de la caída del muro de Berlín” la
convivencia humana siempre amenazada, desde conflictos personales, familiares,
locales, regionales, nacionales e internacionales, pareciera que hay una adicción
hacia la violencia y en consecuencia una ceguera y una parálisis de
sensibilidad ante las muertes de tal caudal de inhumanidad atroz.
Particularmente, en la sociedad venezolana, la violencia impera impunemente, la
falta de convivencia en algunas ciudades y más especialmente en sectores específicos
de ellas.
Todo
es producto de una gran intolerancia, de una gran miseria material y sobre todo
de falta de madurez cívica que no logra detener el impacto social que deja las
diferencias sociales, las desigualdades económicas, las diferencia entre ricos
y pobres, consiguientemente, se ha producido un desplazamiento de los valores
humanos por otros que inducen a la autodestrucción humana y cualquier otra
sutileza propiciadora de la fragmentación y degradación humana.
Por
lo tanto, hoy por hoy, tenemos una sociedad actual que desalienta a cualquiera
que la examine con detenimiento infundiéndole el temor por el futuro de las
próximas generaciones, un panorama turbio se yergue para el mañana de la
humanidad.
3. En venezuela, particularmente,
Razón
por la cual, ante este turbio panorama de la existencia social humana es cuando
la educación mantiene una vigencia insoslayable con la superación y
armonización de la vida colectiva de la raza humana. Esa vigencia la mantiene a
lo largo y ancho de este amenazado planeta. En Venezuela, particularmente, se
hacen serios intentos por darle a la educación su lugar preponderante, se
destaca su compromiso con la sociedad, ya que desarrolla a los seres humanos
integralmente y también como seres sociales con sentido de pertenencia con su
entorno y con el desarrollo económico del mismo.
Al
respecto, Prieto Figueroa (2006) sostiene: "Nuestra educación por
imperativo social debe ser progresista,
entendido el término en el sentido de educación para la formación del hombre
integral en su postura de miembro de una comunidad, del ciudadano libre y
responsable con el desarrollo económico social, capaz de influir en una mejor y
más grande producción, no para aprovechamiento de unos pocos sino para mayor
beneficio social. (…)
En
esa forma la educación sirve a los fines del mejoramiento individual y social.
Pone al hombre en condiciones de servirse sirviéndole a los demás. (p. 29) Todo
lo cual, genera una realidad tal que plantea para el docente y su ejercicio un
reto pues debe estar empapado de una didáctica actualizada en consonancia con
una pedagogía liberadora como la que Freire (1999) quien propone acorde que el
educador debe responder al imperativo social de su magisterio teniendo muy en
alto la bandera de la dignidad, del compromiso y su conciencia.
Un
educador que solo atiende un problema, unilateralmente, desde el aspecto
meramente educativo y desde las cuatros paredes de su salón de clase sin buscar
al menos sus interrelación social, cultural y económicos, entre otras tantos factores,
nunca podría obtener las soluciones
acordes. Rompiendo así con la visión fragmentada de la realidad que muchos
poseen y que por lo tanto no permite una visión holográfica del mismo.
Solo
así, el docente no sucumbirá ante una sociedad tan marcada por la intolerancia
convivencial que precisamente los(as) niños(as) y los(as) jóvenes(as) quienes
debido a su permeabilidad introyectan de una forma hasta exagerada una especie
de programación reñida con los valores ciudadanos aupados perfectamente por unos
medios de comunicación comerciales que en la gran mayoría de los casos son
incitadores excelente de la violencia y de una cultura globalizada precedida
por los antivalores.
4. Una de las causas, la
desigualdad.
Asimismo,
aunque se sabe que una de las causas es esa barbarie y de esa amenaza del
planeta se debe a las desigualdades de tipo sociales, religiosas, ideológicas
entre otras, empero una verdadera formación en valores ciudadanos le enseña a
los seres humanos la necesidad de buscar la paz, la armonía, el diálogo y la
necesidad de encender la luz de la hermandad humana para acabar así, con las
tinieblas del terrorismo social que pueblan, en pequeña o gran cantidad, todas
las instancias públicas de las diferentes sociedades humanas.
Por
lo cual es necesario reflexionar sobre el significado de la palabra ciudadanía
dado que con tan solo nombrarla, sui generis, se cree que se su alusión se
refiere al hombre de la ciudad, verdad nada más alejada de la realidad, ya que
en conclusión se piensa que no incluye en él al hombre del campo o aquel que
vive cerca del mar.
La
definición de Ciudadanía, según Martino (2009) dice: "…un atributo
concedido por el Estado, que automáticamente da al individuo un status jurídico
expresado en derechos políticos, civiles y sociales que le permiten intervenir
en el quehacer público (asociarse, formar parte de un partido político, elegir,
ser elegido, etc.) y gozar de libertad. Al ser el Estado quien concede
atributos jurídicos y da la categoría de ciudadano partimos del supuesto que
todo sujeto se somete voluntariamente al poder del Estado por que comparte
valores y principios que van a facilitar la convivencia y bienestar
general".(p 1) En este orden de ideas, en la actualidad se debería
precisar conceptualmente más aún su definición para que los profesionales de la
ciencias sociales y en especial los del campo de la educación, rescaten su
verdadera esencia estudiando su pasado, su imponente significación allá en
siglo XVIII en los albores de la revolución francesa gracias a la Ilustración
cuando el concepto de ciudadanía rescatado y redimensionado de la polis griega
de Platón y del derecho romano adquirió toda su trascendencia y esplendor, por
la carga reivindicatoria y dignificante en cuanto al nuevo papel del ser humano
en la historia gracias al humanismo y la gran significación filosófica que
posee dentro de sí.
Por lo tanto, si hay desconocimiento de su verdadera naturaleza se pierde el poder armonizador que ésta da a la vida social de los seres humanos, rescatando, como efecto primario, la supremacía de los valores más caros de la humanidad, sintonizando el deber ser de la convivencia social en cada ser humano, dándole además el verdadero sentido a los valores que no es que se perdieron, si no que quedaron desplazados por otros que muy poco benefician el bienestar social y humano de la personas. Es por eso, que la convivencia social en pos de la felicidad y la armonía de todo sus miembros es lograda a través de un o muchos proyecto(s) social(es) claramente identificado con los principios ciudadanos y humanistas que deben regir los destinos de toda sociedad humana. Un proyecto llevado adelante en, por y para la sociedad, gracias al aporte de cada ciudadano el cual debe honrar su importante cuota de responsabilidad, participación y protagonismo dentro de la una visión compartida de saberse arte y parte de una sociedad que le da su valor y le recuerda su pertinencia y pertenencia a ella, gracias a la educación, especialmente, de los valores ciudadanos.
La educación en general, debe enseñar a socializar a cabalidad las experiencias, las vivencias, y el quehacer característico de cada ser humano que nace de las costumbres, las tradiciones y de la idiosincrasia de un determinada pueblo o nación. Enseñarle, a las nuevas generaciones que la vida en aislamiento o inmersa en la segregación social no es el camino más expedito para suscribir ese ideal humano, el cual se da si existe como condición sine quo non, una vivencia en franca comunión con un entorno social democrático y estable fundada en los valores filosóficos y sociales de esencia humanista.
Por lo tanto, si hay desconocimiento de su verdadera naturaleza se pierde el poder armonizador que ésta da a la vida social de los seres humanos, rescatando, como efecto primario, la supremacía de los valores más caros de la humanidad, sintonizando el deber ser de la convivencia social en cada ser humano, dándole además el verdadero sentido a los valores que no es que se perdieron, si no que quedaron desplazados por otros que muy poco benefician el bienestar social y humano de la personas. Es por eso, que la convivencia social en pos de la felicidad y la armonía de todo sus miembros es lograda a través de un o muchos proyecto(s) social(es) claramente identificado con los principios ciudadanos y humanistas que deben regir los destinos de toda sociedad humana. Un proyecto llevado adelante en, por y para la sociedad, gracias al aporte de cada ciudadano el cual debe honrar su importante cuota de responsabilidad, participación y protagonismo dentro de la una visión compartida de saberse arte y parte de una sociedad que le da su valor y le recuerda su pertinencia y pertenencia a ella, gracias a la educación, especialmente, de los valores ciudadanos.
La educación en general, debe enseñar a socializar a cabalidad las experiencias, las vivencias, y el quehacer característico de cada ser humano que nace de las costumbres, las tradiciones y de la idiosincrasia de un determinada pueblo o nación. Enseñarle, a las nuevas generaciones que la vida en aislamiento o inmersa en la segregación social no es el camino más expedito para suscribir ese ideal humano, el cual se da si existe como condición sine quo non, una vivencia en franca comunión con un entorno social democrático y estable fundada en los valores filosóficos y sociales de esencia humanista.
5. No basta haber nacido humano:
En
consecuencia, se debe formar en valores ciudadanos a las generaciones de relevo
para una vida desde cada ser para la sociedad, y no solamente una vida desde cada
ser para sí mismo. Enseñarle la esencia humanista de la solidaridad y la
participación social superando cualquier forma de vida encapsulada en el
individualismo. Ya que sin esos valores el ser humano no llega a consolidarse
como tal ya que no llega a conocer su esencia, queda atrofiado en un
crecimiento humano que no llegue se llega acristalizar. Por lo tanto Savater
(1997), plantea: “Nacemos humanos pero eso no basta; tenemos que llegar a
serlo. ¡Y se da por supuesto que podemos fracasar en el intento o rechazar la
ocasión misma de intentarlo!” (p.21) Como lo plantea Silo (1996) lo refuerza “…
no simplemente porque has nacido "humano"” (p. 2) eso no es
suficiente debemos educar la humanización de todas los seres, de todas la
comunidades humanas por el efecto deshumanizador que supone la falta de
educación la sociedad, por ende, se holocausta por si misma. Descomposición
social fomentada, además, por los ingredientes de violencia, pornografía e
incitación a delinquir y al consumo las drogas que proporcionan unos medios de
comunicación que de manera fragante llevan esa irresponsable labor ahora más
efectiva con el mal uso que muchos le dan a la Internet. Razón por la cual, la
educación no pudiera estar de soslayo, nadie podría intentar eximirle este
papel tan fundamental, la vida es un compromiso social, y esa responsabilidad
se aprende y se asume, a pesar de las emboscadas que da el egoísmo, la
mezquinad y la apatía. El ser humano, en estos momentos de crisis, de
cosificación, en estos momentos de deshumanización, existe todavía la
posibilidad de rehabilitación futura, Es la cultura de los valores ciudadanos
la que puede muy bien ser educada y por ende llevada a la nuevas generaciones
preparando así el camino para el reencuentro de cada ser humano consigo mismo.
Además, la vida en y por la sociedad es el medio que define a todo individuo
como una persona, le provee, por así decirlo, su dimensión humana, ya que es la
vida social la que le hace merecedor del título de ciudadano. Este título le
confiere a cada persona un conjunto de derechos y deberes que lo compromete a
una forma de vivir sujeta a las leyes que debe ser la expresión de un contrato
social y no una respuesta a la anarquía y la barbarie, en la que cada sociedad
establece la forma de legitimar sus sueños y aspiraciones a través de una carta
magna vigente por un tiempo determinado. Así, como lo define Vasquez (2005) “…
la cultura ciudadana emerge de la existencia colectiva, del existir con otros,
del convivir, del vivir con, del participar, del hacerse parte de una sociedad,
que es la única forma posible de existencia humana.” (p. 3). Efectivamente, una
vida aislada o sin estar sujeta a un compromiso de rescatar derechos y deberes
con sus congéneres destierra toda forma de existencia social y, por ende, de la
felicidad personal y social. Consiguientemente, Morin (2002), señala: “El ser
humano es complejo y multidimensional porque es a la vez psíquico, biológico,
afectivo, social, racional. “ , pero tanta complejidad no le ha enseñado
todavía a vivir en función de una convivencia que descanse en la paz, el
respeto, la complementariedad, la cooperación, el bien común entre otros. La hermandad del hombre no ha existido, salvo
en muy pocos momentos y muy determinadas circunstancias.
6. Los “Winds of changes”
Los
vientos de cambios soplan urgentes sobre la humanidad. Sin embargo, existe la
esperanza promovida por los winds of changes: es decir, los vientos de cambios
que soplan sobre la humanidad, si hay motivos para comenzar una cruzada de amor
y conciencia mundial por salvar al planeta y, por ende la humanidad entera. En
esta investigación se quiere desde lo educativo y filosófico aportar un grano
de arena que permita pavimentar la vía hacia un mañana, para la humanidad que
como se sabe está amenazado.
Basta
el argumento de Morin (2000) para sopesar la importancia de la ciudadanía y
sobre todo la ciudadanía planetaria en su tesis de la antropoética “La
regeneración democrática supone la regeneración del civismo, la regeneración
del civismos supone la regeneración de la solidaridad y la responsabilidad, es
decir el desarrollo de la antopo-ética” pag 120 La antropo-ética es por tanto
una ética que se traduce en una decisión consciente y clara de asumir la humana
condición individuo – sociedad - especie en la complejidad de nuestra era.
Logrando la humanización de la humanidad, logrando la unidad planetaria en la
diversidad, respetando en el otro la diferencia como la identidad consigo mismo
desarrollando la ética de la solidaridad de la comprensión y por último la del
género humano. La antropo-ética conlleva, entonces la esperanza de lograr la
humanidad como conciencia y ciudadanía planetaria. Que implica una nueva
política del hombre, una nueva política de la civilización, una reforma de
pensamiento, la antropo-ética, el verdadero humanismo, la conciencia de Tierra
patria reduciría la ignominia en el mundo.
La
realidad convivencial y los beneficios que esta trae para todos: los parabienes
de la paz, de la convivencia social y el dialogo social en la búsqueda del bienestar
colectivo, como no se había tenido hasta ahora, el dialogo puede superar la confrontación y la
conflagración entre seres humanos, e incluso entre clases sociales antagónicas,
la comprensión, la tolerancia, la unidad en la diversidad, el triunfo de la
inteligencia emocional, el amor por el planeta, el poder para la gente, el
rescate del ambiente y sobre todo un nuevo conocimiento acerca de lo que
significa ser un ciudadano o ciudadana con su esencia humanista y su carácter
emancipador que supera el lastre demagógico que hoy posee, y que muy bien se
puede enseñar en la educación de la actualidad venezolana.
Consiguientemente,
el ser humano, como lo expresaba Hesse (1997), aunque es un ser bípedo, implume
y autocalificado de Homo Sapiens vive dividido no sólo por fronteras
nacionales, sino por diferencias raciales, religiosas, sociales, ideológicas y
estéticas; diferencias que por la falta de toleracia se multiplican
desdibujando, en consecuencia, su identidad humana y su propia esencia. Hasta
ahora su sapiencia no lo ha llevado hasta otro camino que el de la violencia y
su concreción más cruel, la guerra Por lo tanto, de no hacerse nada la amenaza
de una hostilidad mayor se cierne como la espada de Damocles sobre la humanidad
amenazando la vida de futuras generaciones quienes verán comprometida su
sobrevivencia por una cruenta realidad henchida de todo tipo de violencia en un
“todo contra todos”, una especie de holocausto social, aniquilador de la
especie humana y por supuesto de la habitabilidad del planeta.
7. A modo de conclusión
Desde
hace tiempo, la humanidad espera un despertar civilista, pacifista,
convivencial. La educación tiene uno de sus máximos compromisos en ese asunto
de educar con la misma fe con la que se educó al Emilio de Rousseu con esa
misma misión se propone a crear un hombre que viva en una sociedad refundada
por los valores ciudadanos como se consagra en el preámbulo de la Constitución
Nacional de la República Bolivariana (1999) “…con el fin supremo de refundar la
República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica
… ” En el caso específico, las instituciones educativas pueden orientar su
brújula como creadoras de espacios para la construcción pedagógica y, por ende,
para la consecución de sus fines educativos a través, entre otras cosas, de una
planificación efectiva como suele ser la de proyectos que logren instaurar una
metodología eficiente de trabajo que privilegia la formación de verdaderos
ciudadanos y ciudadanas, que le permitan ser portadores de un alto grado de
civilismo y de tolerancia humana capaz de crear convivencias sociales cada vez
más felices.
Por
todo lo cual, los estudiantes egresados de las instituciones educativas
vivenciarían de mejor forma la definición de ese concepto, la transcendencia
social y humana de su verdadera naturaleza y su imponente vigencia de una
ciudadanía al servicio de las necesidades, los anhelos, las expectativas y los
sueños de la pequeñas y grandes sociedades humanas que siempre han requerido y
ahora más del respaldo que el Estado, en su más sagrado deber, debe gracias a
la educación procurarle. Si se aspira a una sociedad restaurada por el rescate
de los valores que garantice una nueva forma de relación entre las personas,
una nueva forma de convivir y de generar el bienestar personal y colectivo, más
allá del mero coexistir.
Se
debe plantear un esfuerzo serio y sistemático para comprender lo que vive el
mundo en estos momentos, y recurrir a la educación para garantizar un mundo
mejor que actúe consono con las enseñanzas impartidas sobre el pensar y el
actuar ciudadanamente Por tal motivo se debe repensar y asumir muy
reflexivamente esa tarea de formar verdaderos ciudadanos en tal sentido se
justifica toda investigación que tenga como norte garantizar a través de la planificación
la paz a la sociedades humanas pues hasta ahora no la ha existido y es por eso
que el futuro se yergue pesimista, en un todo contra todos alegado de cualquier
tipo de concordia y proyecto social basado en los valores ciudadanos
Por
lo tanto, el asumir ese reto sin una verdadera y actualizada educación de
valores ciudadanos no se puede explicar el por qué la comunidad humana,
pareciera que, deambula por las ciénegas más oscuras de la intolerancia,
marcando su paso por la más grande apatía e insensibilidad, saturada hasta los
huesos del más genuino desprecio por el prójimo, y por último pareciera estar
muy imbuido de un “sentido de la precariedad del equilibrio general y de la
seguridad colectiva y personal” Franchini (1972) citado por Nobile (1998, 17).
La necesidad de recrear una sociedad mejor, se requiere de una antropo- ética
que mire a los hombres y a las mujeres de cerca que plantee las soluciones a
sus problemas de convivencia y del destino de nuestro planeta rescatar de una
serie de valores y la conciencia de la triada de Morin hombre-sociedad-especie
que fueron desplazados por intereses ajenos a su humanidad, olvidando casi por
completo la máxima del filosofo griego Protágoras varios siglos antes de
Cristo, “el hombre es la medida de todas las cosas”. Asimismo, existe la
necesidad de una esperanza que fundamente el dejar atrás la deshumanización
extendida y omnipresente gracias al esclarecimiento de una verdadero sentido de
la existencia humanista de la humanidad logrando entre otras cosas el
redescubrir su esencia eminentemente social y planetaria que le devuelva su
razón de ser, su valor y su significado por el bien del género humano y también
del planeta que lo acuna, de lo contrario, no habrá mañana para la humanidad.
Por
consiguiente, si no hay una nueva educación ciudadana no habrá nunca una
sociedad mejor no habrá una sociedad humanamente feliz porque no habrá un
“contrato social” que regule a través de leyes una verdadera mancomunidad de
esfuerzos por la paz y la concordia que le garantice la paz, la hermandad y
armonía social que tanta falta le hace a los seres humanos porque en su esencia
está escrita la búsqueda de la felicidad personal y social como un derecho y
también como un deber.
Por
supuesto, cabe señalar que es una verdadera novedad el explicar, como no se
había hecho antes, la imperiosa necesidad de impartir una nueva formación de
valores ciudadanos, ya que la misma, por razones no muy bien argumentada, había
sido abandonada curricularmente por considerársele aburrida y muy insignificante
para la formación integral del estudiante. Constituyendo un aporte teórico de
esta investigación porque reivindica la verdadera esencia de la definición,
naturaleza y vigencia de esa educación fundamental.
Asimismo,
el aporte práctico se traduce en la explicación y la justificación de una vida
dentro de una verdadera convivencia social a todas las comunidades humanas,
mientras que el aporte institucional lo constituye el hecho de que en las aulas
de clases se enseñe efectivamente la importancia de ser un ciudadano pleno en
perfecto conocimiento de sus derechos y deberes. Por último, se afirma que en
esta investigación se reivindica la esencia primordial que fundamenta una nueva
cultura ciudadana la cual amerita un enfoque humanista, constructivista y
social, desde una perspectiva multidisciplinaría y transcompleja de vanguardia
con pertinencia con los valores positivos que se exige la nueva ordenanza legal
de la educación venezolana tipificada en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y la nueva Ley Orgánica de Educación.
Se
entiende así como la educación tiene una importancia capital en el proceso de
socialización, esta educación debe ser intencionada y bien dirigida hacia los
fines sociables más loables y orientados por los valores más caros de la
humanidad, de la especificidad y multiciplicidad de las culturas. De la
educación depende que exista un mañana para la humanidad, de su influencia
depende que las guerras no sean los jueces que decidan los rumbos a seguir en
el derrotero de las vidas de las naciones. De la educación depende que la paz
sea lo que impere sobre el entendimiento y la razón humana, que sea la
afabilidad y la ternura lo que prive todas las relaciones humanas, sin la
presencia de fronteras. Como el estribillo de una canción llamada “Imagine” del
ex-Beatles John Lennon; “Imagine all the people sharing all the world”,
imagínate toda la gente compartiendo el mundo.
Referencias:
Balza,
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pensamiento complejo y transdisciplinario. Impresión Gráfica los Morros, c.a.
San Juan de los Morros Venezuela
Vásquez.,
B.(2005) Del ciudadano en la nación moderna a la ciudadanía nacionalista Citado
en: Utopía y Praxis Latinoamericana (on line). Maracaibo Edo Zulia Venezuela.
Centro de estudios históricos de Universidad del Zulia 2005. (Citado en
31/12/2005). Disponible en http://
www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S131552162005000400004&script=sci_arttext
– 89k. Consultado en: 12/02/09 Delors, J. (1997) La educación encierra un
tesoro. Ediciones UNESCO, Mexico. Perez Esclarín, A.(2007) Educar, Valores y
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Bosco, 10ª Reimpresión Caracas Venezuela
Prieto
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Ministerio de la cultura. Venezuela Puledda, S.(2004) Interpretaciones
históricas del humanismo. Disponible en
http://idd00qaa.eresmas.net/ortega/human/human.htm Morán, E. (2000) Los sietes
saberes necesarios a la educación del fututo. Editados en FACES, UCV Saveter,
F. (2000). El Valor de educar. 11ra. Edición Colombia: Editorial Ariel. Silo
(1996) Acerca de lo humano del nuevo humanismo. Disponible en
http://www.mdnh.org/ Make $35 per hour : http://bit.ly/elance_web
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