La educación debe ser un auténtico acto del más puro amor, no debe ser el producto un conflicto, de los odios o de una simple y pura imposición de una persona o grupos de personas sobre otra u otras, para educar bien se debe desterrar cualquier asomo de mezquindad y de egoísmo muy bien establecida en sociedades fundamentadas en la competencia y de la gran acumulación de capital en pocas manos.
El que enseña se enseña así mismo pues también aprende del que es educado, cuando no se educa con afectividad será inútil cualquier intento de lograrla, ya que una educación sin amor tiene un efecto nocivo y su impacto es terriblemente contraproducente y traumatizante sobre los educandos. La educación es la realización más humanizante y humanizador. Cuando enseñar es un arte, aprender es un placer.
LCDO. WILLIAM MANZANILLA
No hay comentarios:
Publicar un comentario