La educación es ese hermoso tesoro que bien vale la
pena querer y cuidar, la educación la hacemos todos los que estamos conscientes
del valor que tiene, todos los que la tenemos presente como parte fundamental
del alma de toda nación.
La educación, formal e informal, es parte esencial
de una sociedad que quiere un mejor presente en un país libre y soberano. Una
sociedad que otorga el privilegio de contar con el estado docente tan
promocionado y defendido por el gran educador margariteno Luis Beltrán Prieto
Figueroa (1902-1993), que hoy por hoy es
una feliz concreción. (Ley Orgánica de Educación (LOE), aparecida en la Gaceta
Oficial Nº 5.929, del 15 de agosto del 2009 y lo establece la Constitución
Nacional, al final del artículo 102, “El Estado la asumirá (la
educación) como función indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y
modalidades, y como instrumento del conocimiento científico, humanístico y
tecnológico al servicio de la sociedad”.
)
La Constitución Nacional la garantiza y consagra con
el cuidado de un Estado que actúa como un padre que quiere lo mejor para sus
hijos y por eso procura la mejor educación posible, con un carácter esencialmente
democrático, completamente gratuita y también de total inclusión para todos los
venezolanos y los extranjeros que conviven en paz en esta noble y extensa
geografía.
Nuestra educación venezolana es completamente
gratuita, ya no posee el carácter de exclusión que tienen todavía la gran
mayoría de los sistemas educativos de este y otros continentes, los cuales
toman la educación concebida como una mercancía, eso felizmente ya no ocurren
aquí, se impidió su privatización total.
Hemos superado la educación confeccionada solo para
las personas que por tener más ingresos económicos tenían más opciones y más posibilidades
de estudiar. Hemos dejado atrás una educación tecnocrática que respondía con
exactitud a la corriente neoliberal, hemos superado, gracias a Dios, una
educación mercantilizada cuya pedagogía perpetuaba la dependencia y la sumisión
del país.
LCDO. WILLIAM MANZANILLA
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