La educación formal debe ser garante de la formación de valores, ya que los valores deben ser el eje transversal de la malla curricular. Esto significa que hasta profesor de matemáticas debería formar valores, no por cumplir, no de soslayo, sino con la convicción de defender la integridad humanista de una sociedad que hay que defender con integridad.
Una educación sin valores, deja a los estudiantes a merced de la ignominia, la sedición y el oropel de una sociedad que cada vez más degrada la condición humana. Dalai Lama recomendó que este tiempo fuera el milenio de la compasión, porque en verdad se ha desdibujado tanto la esencia que por principio nos edifica y no hace entender el sentido más valioso de nuestra existencia.
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